lunes, 2 de noviembre de 2009

Industria informática crece en el Perú

Una visita a algunas de las áreas informáticas de los grandes centros comerciales puede depararnos sorpresas. En medio de la vorágine de pantallas, CPU y periféricos hoy ya podemos hallar marcas creadas en el Perú, que van ganando espacio frente a los nombres globales.

Casi sin darnos cuenta, en los últimos cinco años, el Perú ha visto el surgimiento de una incipiente industria informática, que atiende a empresas y hogares por igual. Su ventaja: la rápida adopción del conocimiento que las corporaciones difunden en los países en desarrollo y la casi inmediata incorporación de lo último de la tecnología.

A su vez, el desarrollo de programas informáticos ha respondido rápidamente a las necesidades de las empresas nacionales, que demandan soluciones personalizadas.

Sin embargo, cual nacimiento prematuro, la situación de la industria aún es frágil y tiene muchos pendientes que solucionar para consolidarse.

Al cierre del primer semestre del 2009, se vendieron 326.786 computadoras, entre desktops y laptops, en el Perú, según la consultora internacional IDC, especializada en mercados tecnológicos y de telecomunicaciones. Este volumen estaba valorizado en US$239 millones (S/.752 millones).

Cabe indicar que durante el 2008 se vendieron 760.731 computadoras por un monto de US$534 millones. Sin embargo, IDC informa, además, que el 43,5% de las ventas fueron atendidas por ensambladores informales. Hewlett-Pacard, que concentra el 26,2% del mercado, se mantiene como la líder en ventas. En el mercado peruano, las marcas nacionales concentran solo el 8,5%.

“Nuestra idea es ser más eficientes. Respondemos más rápido a la demanda nacional. Esa es nuestra principal ventaja”, explica Juan Quintanilla, gerente de Línea de Negocio de la ensambladora de computadoras Advance, que ocupa el tercer lugar del mercado con más de 24.000 unidades vendidas. Advance es dueña del 7,5% del mercado.

Esta empresa pertenece al grupo Deltron, que decidió lanzar su marca de computadoras hace cinco años. Quintanilla explicó que Advance tiene dos plantas de ensamblaje: una de desktops y otra para notebooks. “Vendemos 1.000 desktops y 1.500 notebooks al mes, en promedio”, destacó.

En su calidad de marca nacional líder en ventas, Advance cubre todas las gamas de la oferta de computadoras, que van desde las básicas (el grueso de sus ventas) hasta las más sofisticadas.

“Las empresas nacionales contamos con una gran ventaja respecto a las extranjeras: nuestra oferta es flexible y está más cerca al consumidor local. Reaccionamos rápido ante las nuevas preferencias de las empresas y el público”, comentó. Asimismo, es consciente de que las marcas nacionales pueden repotenciar los productos que no tienen mucha demanda. “Podemos ser más eficientes porque no incurrimos en grandes costos de almacenaje”.

El “boom” del ensamblaje nacional se inició hace unos cinco años, entre las cuadras 11 y 13 de la avenida Wilson, en Lima. El emblemático Compuplaza se ha mantenido como el centro de esta actividad.

Con casi un millón de visitantes mensuales, las consultoras internacionales de este negocio consideran que esta zona ya se ha convertido en un “hub” tecnológico, es decir, un centro de concentración de producción y distribución del negocio informático. Sin embargo, en este emporio conviven los negocios serios y la informalidad.

Además, otros centros informáticos se han comenzado a abrir en el Cercado, Miraflores, Callao, Huancayo, Trujillo y Arequipa. El crecimiento de las cadenas de centros comerciales es el factor que ha impulsado estos proyectos.

Una de las más sólidas iniciativas de empresas formales de Wilson, que ya se ha consolidado como proveedor de las principales casas comerciales del país, es Integrex, cuya marca Exim se ha posicionado en el segmento de gama alta (última tecnología) entre los buscadores de alto rendimiento.

“Nosotros hemos forjado nuestro nombre cultivando una red de recomendaciones. Ese ha sido el espíritu del trabajo aquí en Compuplaza, y creo, el de toda la industria informática del país”, opina Manuel Amau, gerente general de Integrex.

El rápido desarrollo del ensamblaje se ha sustentado en una serie de factores claves. A decir de los consultados, las políticas de transferencia de conocimiento de los productores globales ha sido crucial para este desarrollo. Incluso, estas iniciativas han impulsado la formalización del sector.

Quintanilla y Amau citan dos casos particulares: Intel y Microsoft, quienes despliegan campañas de capacitación de sus productos entre los ingenieros y ensambladores nacionales, antes de los lanzamientos mundiales.

Como muestra de ello, destacan hechos como el último lanzamiento de Intel, el procesador Core 5, que ya está disponible en las principales cadenas comerciales del país, y del sistema Windows 7 de Microsoft. Este último fue lanzado al mercado el pasado jueves en todo el mundo, pero durante el fin de semana ya se ofrecía en el Perú.

Otra clave de esta industria ha sido el crecimiento económico experimentado en el país. “El negocio ha estado atado a la evolución de la economía. Por ello, hemos sentido una desaceleración de ventas que esperamos remontar hacia fin de año”, comentó Amau. Quintanilla coincide con él. “El cierre de año siempre es mejor para las marcas nacionales”, sostiene.

A la par con el desarrollo en hardware, la industria del software ha dado un salto. Al cierre del 2008 se vendieron US$160 millones en programas creados en el Perú, 21% más que en el año previo, según información de la Asociación Peruana de Productores de Software (Apesoft). De ese total, US$16 millones se exportaron a mercados como Ecuador y Bolivia.

Yosif Humala, gerente general de Apesoft, estimó además que al cierre del año, las ventas crecerán en 7% y las exportaciones en 12%. “La evolución que hemos visto en el Perú ha sido una respuesta al crecimiento de la economía. Por eso, al igual que en hardware, esperamos una desaceleración este año”, precisó.

La demanda de software nacional está liderada por las empresas financieras, comerciales, y por las entidades públicas. Justamente, algunos de los sectores más dinámicos del país. “Usualmente nos piden aplicativos y algunos servicios especializados. De hecho, no podemos competir en sistemas operativos ni las aplicaciones más comerciales.”, explicó.

Sin embargo, Humala comenta que el Perú aún se encuentra por detrás de países como Colombia y Chile. “Allí sí impulsan su industria de software”, subrayó.

Pese a lo comentado, la industria informática dista aún de estar consolidada. “La informalidad es un cáncer para nuestra actividad porque disipa el esfuerzo de las empresas formales”, comenta Amau. Por ello, reclama una política gubernamental para incentivar la formalización del sector, que acelere el desarrollo de los centros informáticos.

Coincidiendo con ello, Quintanilla reclama que el Gobierno aplique algún mecanismo para proteger esta industria, dado que la fragilidad ante las estrategias de las marcas globales es aún palpable. “Deberíamos tener ciertas barreras, como Brasil. Las grandes empresas internacionales tienen economías de escala y pueden aplastar a la industria nacional si así lo quisieran”, precisa Quintanilla, quien agrega que por ello, se debe alentar a los fabricantes a instalar plantas en el país.

A su vez, Humala sostiene que la política del Estado debe dirigirse a crear parques informáticos orientados a la exportación. “Si me preguntan, el desarrollo de la industria informática del Perú debe declararse de interés nacional”, señala.

A su vez, los ejecutivos coinciden en apuntar a una conclusión: la informática nacional representa una alternativa al modelo primario exportador, bajo el cual se ha desarrollado la economía peruana.

Más allá de los componentes y el software, allí es donde radica el real valor de esta industria.

“El siguiente paso, el trascendental para la consolidación de la industria, es que genere un efecto transversal en la economía. Que las pequeñas y microempresas utilicen tecnología y se modernicen. A eso se orienta la política del Estado”, comenta Augusto Mellado, presidente de Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec).

Mellado comentó que este desarrollo no pasa exclusivamente por barreras proteccionistas. “En ensam- blaje, debemos buscar la creación de tecnología de propósito especial. En software, impulsar el paso de la producción artesanal a la gran fábrica. Buscar nichos”, resaltó.

La evolución de la industria del software y hardware en el Perú estuvo vinculada al crecimiento de los últimos años.

El crecimiento de las cadenas de ventas minoristas ha impulsado el desarrollo de la industria en provincias.

Los ensambladores han adaptado rápidamente su oferta para ello.

Según Intel, el consumidor de productos informáticos en el Perú es uno de los más especializados de la región.

Publication: Economic & Business Report - The Peruvian Brief
Provider: Economic & Business Report
October 30, 2009

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